Francisca, Barranco
Las causas de los desórdenes
mandibulares pueden ser anatómicos (problemas de la mordida), psicológicos
(estrés, ansiedad) y conductuales (hábito de rechinar los dientes, por
ejemplo). Si los suyos se circunscriben
a los trajines del Campo de Venus y descartadas anomalías anatómicas, es
posible que el desencajamiento de su mandíbula obedezca a cuestiones
volumétricas. Una mandíbula dislocada en
manos de un inexperto –por mejores intenciones que tuviere- podría terminar
aparatosa y bochornosamente fracturada.
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