Claudia, San Isidro.
Su marido pareciera haberse atrevido
a soltar su “lado” femenino y usted experimentado un deseo propio de los
varones. Ignoramos cuánto se han
expandido ustedes en este “travestismo”, pero más que expresar homosexualidades
latentes, éste revelaría un goce con el juego fetichista: la fijación de alguna
parte del cuerpo como objeto de deseo; en este caso, sus pies acicalados con
pinceladas de color. Mientras allí
converjan el deseo y satisfacción de ambos, no vemos razón para asustarse. No olviden concluir sus escenas lúdicas con
una buena dosis de acetona; sería bochornoso para su marido verse descubierto
por otros ojos con las uñas de los pies inexplicablemente pintadas.
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