Alberto, Barranco
Está usted en problemas. Mientras su esposa parece haber caído en las
garras de la moda que enarbola el raquitismo como máximo ideal de belleza,
usted engrosa las filas de la anastimafilia (atracción sexual por las personas
con obesidad). Su dama y usted transitan
caminos que se bifurcan quizá inexorablemente, a no ser que usted cambie sus
preferencias o ella decida volver a entrar en carnes para resultarle nuevamente
deseable. Considere si la obsesión de su
dama no se deba a algún trastorno como la bulimia o la anorexia, hoy tan comunes,
pero sopese que ni el más efectivo tratamiento psiquiátrica procuraría los tan
ansiados kilos. Quizá hayan surgido
razones de peso que impiden seguir compartiendo los goces del Campo de Venus.
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