lunes, 17 de junio de 2013

Sólo me excitan las mujeres gordas y mi esposa de pronto hace dietas, adelgaza cada vez más, está flaquísima y mi deseo por ella ha desaparecido.


Alberto, Barranco


Está usted en problemas.  Mientras su esposa parece haber caído en las garras de la moda que enarbola el raquitismo como máximo ideal de belleza, usted engrosa las filas de la anastimafilia (atracción sexual por las personas con obesidad).  Su dama y usted transitan caminos que se bifurcan quizá inexorablemente, a no ser que usted cambie sus preferencias o ella decida volver a entrar en carnes para resultarle nuevamente deseable.  Considere si la obsesión de su dama no se deba a algún trastorno como la bulimia o la anorexia, hoy tan comunes, pero sopese que ni el más efectivo tratamiento psiquiátrica procuraría los tan ansiados kilos.  Quizá hayan surgido razones de peso que impiden seguir compartiendo los goces del Campo de Venus.


No hay comentarios:

Publicar un comentario