Claudia, Lince
Investigadores especulan que en el
segundo trimestre del embarazo las mujeres acumulan un mayor volumen de sangre
que se dirige a la zona pélvica. Esto
explicaría el incremento de la voracidad de su apetito sexual. Muchas embarazadas aseguran incluso tener más
orgasmos y mucho más poderosos, lo que las dispone constantemente al sexo y
amplifica su deseo. Una intensa
actividad sexual en su estado no es peligrosa para su embarazo, a no ser que el
médico haya dicho lo contrario. Su “dulce
espera” puede proporcionarle inéditos placeres y usted puede entregarse holgadamente
a ellos antes de que el inminente aumento del volumen de su abdomen torne más
aparatosos los trajines en el Campo de Venus.
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