Sí, aunque los nervios y la
inexperiencia no suelan favorecer el disfrute de este acto inaugural. Pero el dolor de las féminas no se debe a la
ruptura del himen, la muy flexible membrana que no obstruye la vagina del todo
pues tiene una o varias “entradas”. El
pene en realidad no tiene obstáculo que romper; debería deslizarse suavemente
por alguna de dichas entradas sin causar dolor.
Cuando éste existe, es porque la dama, presa de la tensión, contrae los
músculos vaginales o porque su caballero está siendo rudo. Toda la calma, lentitud y suavidad posibles
son sus aliados; la prisa y la brusquedad, los enemigos. Tenga un buen lubricante a mano. Prolongue los juegos previos que distienden y
excitan; lo demás vendrá por añadidura.
Ojalá también un gozoso futuro en el Campo de Venus.
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