Su caballero yerra si cree que los gritos y gemidos
son signos inequívocos del orgasmo femenino.
No sólo porque hay damas que, como usted, gozan silenciosamente, sino
porque la fisonomía femenina no ofrece evidencias que demuestren
fehacientemente su llegada al clímax.
Por esto, la veracidad de los orgasmos de las damas es, para sus
acompañantes, una cuestión de fe.
Algunas profieren gritos o susurros para comunicar su placer o
autoestimularse, pero otras lo hacen para fingirlo. Su novio tendrá que gustar de usted cuando
calla y respetar su silencio, sobre todo si romperlo implicaría el sacrificio
del placer.
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