Quizá su hija, como muchos niños, venga explorando
sexualmente su cuerpo desde mucho antes, y esto sería normal. El placer que seguramente proporciona el
chorro de agua sobre sus partes pudendas no tiene por qué asociarse con la
posibilidad del lesbianismo. Esta
práctica masturbatoria no determinará la orientación sexual de su hija. El descubrimiento de sus propias respuestas
sexuales podría, más bien, estar forjando una placentera vida erótica
futura. La mayoría de niños se masturban
tarde o temprano porque en ello encuentran placer, y los padres sólo pueden
dejarlos hacer. Las reacciones adversas
frente al normal onanismo infantil sólo causan daños emocionales y resultados
contraproducentes. Si su hija resultara
homosexual, nada tendrían que ver sus juegos infantiles en el bidé.
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