Las muñecas sexuales no son un invento
reciente. Fueron usadas por los
marineros de antaño –en humildes versiones de la tela cocida- como “damas de
viaje” y desarrolladas más sofisticadamente en Japón y Alemania entre 1930 y
1940 para aliviar oficialmente a caballeros constreñidos a ambientes
masculinos. Hoy el mercado ofrece, en
variados precios y calidades, juguetes sexuales con aperturas –vagina, ano,
boca- que incluso llegan a vibrar.
¿Depravación sexual? Pregúntese
usted más bien por qué con las mujeres de carne y hueso le va tan mal.
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