Ignoramos la asiduidad de su higiene y la
intensidad de sus aromas íntimos, pero el problema pareciera tenerlo su
caballero. Antes de preguntarnos si es
posible eliminarlos –de hecho no lo es-, cuestionemos si es deseable o
saludable. Para muchos varones, son
poderosos estimulantes sexuales y así lo postulan diversas teorías
científicas. Está comprobado el uso
contraproducente de los lavados vaginales: general un desequilibrio que
favorece el desarrollo de microorganismos infecciosos (hongos y bacterias) que
sí cultivan fetideces ahuyentadoras.
Ojalá un caballero le solicite, como Napoleón a su amada desde la
batalla, “Josefina, no te laves. Voy”.
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