Imposible determinar por qué solamente puede
culminar usted como lo describe, pero no lo achacaríamos a sus jóvenes hábitos
onanistas. Aun si se entregara ahora a
ellos a solas y a escondidas, su enamorada erraría al interpretar su necesidad
masturbatoria como un signo de falta de deseo por ella. Hay que saber también que en el Campo de
Venus cada uno encuentra –si tiene la fortuna, que a muchos esquiva- su genuino
y a veces insólito modo de alcanzar el éxtasis.
Su satisfecha dama podría aceptar placenteramente la manera ajena y
quizá darle, gozosa, una mano al caballero.
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