Le sorprendería cuántos hombres
llevan hoy estas controversiales prendas, aunque lo escondan por prejuicios
culturales. Quienes las usa –por la
carga sensual que comportan o porque las consideran más confortables- niegan
que la tira interglútea constituya una tortura, pues su presencia se olvida
pasados unos minutos, y afirman que la tanga recoge mejor los genitales y los
eleva separándolos de las piernas, acomodando el andar. Sus detractores postulan que predisponen a
hemorroides, pero a esto se contesta recomendando elegirlas de buena calidad,
no llevarlas apretadas y abstenerse mientras se padezca este mal. Sólo probándose un “hilo dental” sabrá si
puede complacer a su dama sin inmolarse y si se siente, además de cómodo, mucho
más sexy.
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