Es posible que un caballero y una dama queden
“misteriosamente” enlazados por medio de sus respectivos genitales. Este infrecuente accidente, históricamente
documentado e incluso asociado a la brujería, se denomina Penis Captivus (pene
atrapado). Durante el orgasmo, los
músculos de la base pélvica de la fémina se contraen rítmicamente y, mientras
tanto, el miembro viril se atasca y se hincha aún más. Tranquilícese: los músculos se relajan, la
sangre vuelve a fluir, se pierde la erección y el caballero puede emprender la
retirada. El atrapamiento no dura más de
cinco o seis segundos, que a su amigo pueden haberle parecido una eternidad.
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