Imposible responder negativamente,
pues todo depende del carácter, profesionalismo e intenciones del artista, del
temperamento de su dama y de la “química” que pueda surgir entre ambos. Comprendemos que la escena lo atribule,
aunque la idea de su novia-musa lo halague, pues son sabidos los romances entre
modelo y artista. Es difícil pedirle que
confíe ciegamente en que el escultor observará la desnudez de su dama con la
frialdad de un ginecólogo. Impedir
autoritariamente el encuentro puede traerle problemas con ella y hacer de
chaperón pareciera una posibilidad negada.
No le queda entonces sino cruzar los dedos y esperar.
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