No nos parece que le estén solicitando disfrazarse
del susodicho noble, sino que se efectúe el piercing
llamado “Príncipe Alberto”, perforación genital popularizada desde los años 70.
Cuentan que el monarca lo utilizó para
controlar su largo pene bajo los pantalones ajustados. Un aro o una barra se colocan en el extremo
del miembro penetrando la uretra y salen por el frenillo. Si accede usted, acuda a un local con
personal especializado, dotado de instrumentos esterilizados y elija
cuidadosamente el material del ornamento.
Advertencias: ya que éste puede modificar el flujo de la orina, deberá
afinar su puntería; si decidiera deshacerse del adorno algún día, quedaría un
agujero por donde podrá salir este líquido; y si tiene usted diabetes,
hemofilia, epilepsia o alergias, no es apto para piercings en sus partes íntimas.
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