Los terapeutas o asistentes sexuales son personas expertas en el acto sexual, en producir placer y en
encontrar las formas de obtenerlo; guían a sus pacientes para afrontar
problemas sexuales (frigidez, impotencia o disfunciones derivadas de alguna
discapacidad) y mejorar su vida en ese ámbito.
Cuando estos necesitan prácticas además de diálogos, los terapeutas se
llaman “sustitutos sexuales”, y no serían prostitutos, pues no “venden sexo”. Los asalariados del placer tienen una
finalidad pecuniaria mientras que estos especialistas apuntarían a “sanar”. Usted confunde las cosas: la iniciación
sexual no tiene por qué considerarse como un problema que requiera ayuda
calificada.
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